Ya sabéis que de vez en cuando me gusta compartir con vosotros los mensajes que me escribe la gente. En este caso, es una historia de éxito con la ansiedad que me gustó especialmente.
Y es que, desde que publiqué un libro sobre ansiedad, casi a diario recibo correos electrónicos muy emotivos. Son historias de éxito, sí, pero también de fracaso y lucha. Me resulta conmovedor, porque sé que detrás de esos mensajes hay personas, que tienen sus vidas y buscan por Internet algo de ayuda para salir a flote en momentos difíciles.
Una de las razones por las que decidí estudiar psicología clínica y lanzar mi blog de psicología es, precisamente, que me gustaría aportar más a quien pueda beneficiarse de ello y lo necesite. Aunque podría guardarme todos estos mensajes para mí, creo que tiene sentido compartirlos para demostrar que sí: la ansiedad patológica se supera.
Una historia de éxito con la ansiedad: “siento que me voy a volver loco. No puedo más”
El mensaje de hoy se resume en el siguiente perfil que, por cierto, es increíblemente común hoy en día. Lógicamente lo he modificado un poco para salvaguardar la privacidad de la persona. Es una conmovedora historia de éxito con la ansiedad.
Se trata de un joven que arrastra problemas de autoestima desde la adolescencia. Optó por alejarse de aquellos que le hacían sufrir, hasta el punto de quedarse sin amigos. La idea de salir de casa, ir a eventos o conocer gente le produce enorme ansiedad. Así que lo evita.
Años después, las cosas han empeorado. Tuvo que dejar la universidad por no poder acudir. También ha dejado de trabajar, y se pasa el día encerrado en casa, sólo acudiendo a espacios que considera seguros, normalmente con su madre. Se siente un fracasado. Al principio “sólo” tenía ansiedad social, pero con el tiempo esta se ha “extendido”.
Me comenta que tiene la sensación de que la vida se le escapa día a día. Tiene náuseas cada mañana por el estrés, sufre ataques de pánico con frecuencia. No puede más. Cree que se volverá loco por culpa de la ansiedad. Se siente tan deprimido, que ha pensado alguna vez en quitarse la vida.
Que te pregunten qué puedes hacer para ayudar en una situación así es para pensar muy bien qué vas a responder. Os cuento un poco más sobre el caso.
Todo empieza por tener una mentalidad proactiva frente a la ansiedad
Cuando alguien menciona las palabras mágicas “depresión” o “suicidio”, lo primero que uno debe hacer es remitirle a un profesional de la salud. Yo he escrito un libro con mi experiencia, pero cuando escribo esto todavía no soy psicólogo (lo seré en 2023). Lo que sí soy es persona, así que me ando con ojo.
De este modo, le comenté por correo que la terapia y la medicación combinadas son un primer paso para él. Al menos, según los estudios científicos que conozco, como este meta-análisis sobre el tema. Así que apoyarse en un médico y un psicólogo es la combinación ganadora. Yo prefiero la terapia que la medicación, vaya, pero esa es otra historia.
Lo segundo que le comenté es que, si se está leyendo mi libro y ha encontrado este blog de psicología, seguramente se deba a que era hora de cambiar algo en su vida. Pasar de una mentalidad de víctima a una en la que sale a pelear por salir adelante de forma proactiva. Eso es un gran paso.
Intercambiamos algunos correos, y quedamos en que aplicaría esas ideas y me iría contando sus progresos. Le hablé mi propia historia de éxito con la ansiedad, para que ponga en perspectiva que todo eso que se le pasa por la cabeza es… normal. Son etapas del trastorno. Y, si se encuentra tan mal, tiene todo por ganar y muy poco que perder.
Unos cuantos meses más tarde, seguimos con la mirada puesta en el horizonte
Ocho meses después, recibo un correo de este chico para actualizarme sobre su historia con la ansiedad. Sería genial que ahora fuese el rey del mambo, feliz y sin síntomas, alma de las fiestas, con tres carreras y un trabajo en el que pagan millones.
De vuelta a la realidad, las cosas van más despacio. Lo digo por ajustar las expectativas, que son siempre peligrosas. Os resumo:
Me cuenta que ha recuperado el contacto con un gran amigo que no veía hace mucho tiempo: su amor propio. Acude a terapia y está tomando medicación, pero ya no sufre ataques de pánico. Hace ejercicio, lee y se ha apuntado a algunas clases. Se encuentra mejor, y ya no piensa en que morir sería una buena opción para arreglar sus problemas.
También ha aparecido alguien especial en su vida, que conoció por Internet. Sale de casa solo a menudo, y convive con su ansiedad sin problema. Porque le está perdiendo el miedo.
Le queda mucho camino por delante, y lo sabe. Sus siguientes metas son encontrar un trabajo cerca de casa, e ir probando a ver hasta dónde puede llegar, sobre todo sin su madre de por medio. Sin prisa, pero sin pausa, buscando el desafío. Quiere hacer nuevos amigos con el apoyo de su chica. Y seguir yendo hacia delante como ahora. Con esperanza y valor.
No sé, este chico a mí me parece un fenómeno. Pieza a pieza, está reconstruyendo su vida, y planeando conquistar su mundo. Me pareció una historia de éxito con la ansiedad digna de ser contada, porque hacer eso requiere muchísimo valor. Como el que tuvieron tantas personas anónimas que, como yo, recorrieron el árido camino hacia la recuperación.
Una historia de éxito con la ansiedad: a modo de conclusión
Que mi libro o este blog hayan contribuido a aligerar la carga de otras personas es, en sí mismo, un regalo que me ha hecho la vida.
Me siento muy honrado cada vez que me escribís y me decís eso, de verdad. No siempre tengo la respuesta adecuada ni los conocimientos para ayudaros. Y creo con honestidad que la clave de vuestro éxito está… en la actitud activa y la ayuda que buscáis. Cada caso es un mundo, y cada quien ha de superar sus propios desafíos. Pero los mensajes llenos de coraje de este chico me parecen un ejemplo a seguir.
Con cada correo me dais un motivo más para estar agradecido por haber decidido transformar mi vida tras un trastorno de ansiedad y compartir mi experiencia. Si me preguntan hace años, jamás pensé que escribiría estas líneas. Así que, si estáis en ese camino y la ansiedad todavía duele, os deseo lo mejor. Adelante, y a por ello. Un abrazo.
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